Una vez más recurrimos a nuestro Amado Malinchismo para borrar con un concierto una de las pocas tradiciones importantes que tiene el país y que es la celebración de la comida de las almas. Esta vez recurrimos a las brujas (el año pasado fue jálowin) para darle un golpe más a nuestro pasado y abrazar con fervor Patrio la transculturización constante del presente.
¿Quién dijo que la pérdida de la identidad tiene que ser dolorosa?
¿Quién dijo que la pérdida de la identidad tiene que ser dolorosa?
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